Después de haber buscado por toda mi ciudad, en cada bazar chino, acabé comprando Cable Clamps auténticos en Cinetools. Los compré en su sitio de internet y los recogió en la tienda una amiga que poco después vino a mi ciudad de visita y me los entregó.
Pero la semana pasada se me ocurrió entrar en un bazar muy pequeño, liliputiense, cerca de mi casa. Tenían cuatro plantas mustias, un par de flores de plástico, colonia Fuego de China y dos flotadores para cuando llegue el verano. El dueño, que no tenía nada de oriental, de pelo aceitoso con raya a un lado, bigote descuidado y camiseta raída y sucia que a duras penas contenía una tripa soberbia y opulenta, estaba absorto, prácticamente inmóvil, mientras observaba en su teléfono cómo una niña redicha repetía de memoria los Evangelios. No me devolvió el saludo cuando entré en su cuchitril.
Cuando ya me iba a ir, me detuve en seco, incrédulo. Ante mis ojos, en un expositor, un buen número de clamps made in China esperaban la llegada de algún comprador despistado que supiese darles uso. ¡Y costaban solamente un euro!
Todos los clamps se acaban rompiendo, hasta los originales, y los chinos duran mucho menos, pero me llevé una grata sorpresa igualmente. ¡Buscad en los bazares!
¡Saludos!
