Es una esúpida guerra de sexos en la que no conviene entrar. Empresas que se dedican a vender productos, mujeres que alegan haber estado con pollas enormes, hombres que dicen que les mide 35 centrímetos, mujeres que dicen que les encantan las pollas enormes aun diciendo que son vírgenes, es una locura. Muchos de nosotros tendemos a echar la culpa de algunas fracasos sentimentales a el tamaño de nuestros miembros, el tamaño no lo es todo, es una ínfima parte, una mísera cuestión. ¿Por qué hemos de creer todo lo que nos dicen?, es inútil, acabaremos cayendo en un juego absurdo. Si fracasamos en nuestras relaciones es algo normal, pues cada persona es un mundo y las relaciones sentimentales no son fáciles, no por el tamaño de nuestras pollas. Y hay que decir que hay muchos hombres acomplejados y depresivos por creerse estas barbaridades.
No sé, hay gente que quiere tener grosores de 17 cm…, yo me echo las manos a la cabeza cuando pienso esas cosas, ¿a cuantas mujeres puedes hacer daño con esos grosores? A la mayoría. Es el culto al falo, es el identificar masculinidad con el tamaño del pene, es identificar satisfacción propia y ajena con el tamaño de tu pene, es la insatisfacción contínua por saber que no eres el más grande, el el culto a la imágen, es la pornografía que te enseña siempre penes enormes y mujeres guarras que necesitan grandes pollas.
Es necesario que cada cual luche por si mismo, sin creerse todas estas cosas, estar seguro de si mismo es imprescindible para el sexo y sobre todo para el amor, nu juzguéis ni aprobéis lo que escuchéis o veáis, juzgar lo que realmente se hace y se vive. Agrandar el pene está bien, pero es solo eso: alargar el pene, la vida con sus alegrías y sus penas, la vas a tener que vivir igual.
Bueno estaréis pensando ¿y este de qué nos habla ahora?, sí, se me fue la cabeza escribiendo. Saludos.