Posteado por eternauta149
Pero… si aumento al 7mo y en el 8vo ya disminuyo… no tiene sentido.
Digo, te vas a aguantar 7 dias si total al 8 se te fue el efecto.¿Ademas, el estudio especifica si hay una relacion entre la testosterona del semen y la que, por decirlo de alguna forma, da vueltas por el cuerpo?
Eternauta, para evitar que se vaya el efecto, al octavo día te haces una o dos pajas (o las que te hagan falta).
Amigos, a partir del tercer día mi excitación es tan grande que tengo serios problemas para controlar mis miradas y lo que digo.
Esta semana estaba al rojo vivo. Mi compañero de entrenamiento, hetero y con una genética prodigiosa para desarrollar músculo, se sentía orgulloso de la congestión que sentía en los pectorales y no hacía más que comprobar su dureza e hinchazón sobrehumana e invitarme a que los tocase para sentir cuán grandes y desarrollados los tenía. Él sabe de sobra que nada me excita más en el mundo que un hombre me ofrezca sus músculos trabajados con esfuerzo. Yo, ni corto ni perezoso, sobé sus pectorales, constaté las estriaciones del pectoral superior, que le brota desde las clavículas, ahogándolas con su masa. Rocé sus pezones, duros y mirando siempre hacia el suelo a causa del abombamiento del pectoral. Le dije: “no insistas, que ya sabes que me pongo nervioso”, pero él no cabía en su gozo de culturista. Se sabía superior a tantos otros, hormonados, que jamás llegarían a su pecho cultivado sin ayudas, sólo a base de esfuerzo y mucho atún.
Cuando dos días más tarde llegó el momento de pajearme, me salió la eyaculación más espesa que jamás he visto. Pude sentir cómo avanzaba por la uretra y salía con dificultad. Semisólida, con una consistencia que recordaba a la mantequilla o la silicona. La recogí en una servilleta de papel que se tornó pesada al tacto, como conteniendo una materia abundante, gelatinosa y tremendamente espesa en su interior.
La segunda paja me causó molestias en la uretra y en el meato. Me seguía saliendo con una consistencia inaudita. Repasé con el dedo el cuerpo esponjoso para ayudar a que saliese la restante cuajada, en forma de churro, como por una manga pastelera.
La tercera fue aún espesa, gruesa, firme. Se quedó en la cabeza, agarrada, adherida a la piel.
Llevo ya muchos meses con este experimento, pero en ocasiones me resulta realmente difícil resistir. Si a las excitaciones que recibimos en la vida diaria añadimos un buen trabajo faloculturista, el calor con el que llegamos al séptimo día puede colocarnos fuera de los límites del autocontrol.