David, enhorabuena! Verás que todo irá mejorando poco a poco. Y no te preocupes si algún día te encuentras que no tienes una buena erección. El que más y el que menos, todos hemos tenido un gatillazo alguna vez.
Recuerdo que una vez ligué en un parque con un tío que iba en un coche. Es un poco difícil saber a través de la ventanilla si el tío te va a gustar o no (y además hay que tener cuidado). Pero cuando me decidí a entrar la sorpresa fue tremenda: un tiarrón de los que me gustan a mí, musculado y fuerte, con brazos, pecho y piernas alucinantes, barba espesa y manos de carnicero.
Pues bien, aquella bestia tenía una afición, el folclore gallego, particularmente los diferentes bailes que existen y las diversas maneras de tocar la pandereta según la comarca a la que vayas. Me dio una conferencia de más de una hora en el coche, sin dejar de hablar ni permitirme un hueco para meterle mano en sus carnes de gimnasio.
Por fin arrancamos y fuimos a su casa. Me ofreció una bebida y nos sentamos en el sofá, en el salón iluminado tenuemente con una lámpara de pie. Y ante mi asombro, en lugar de abalanzarse sobre mí y aplastarme con sus pectorales de acero, lo hizo sobre el mando a distancia, para hacerme visionar, a modo de tortura, una selección de los mejores momentos de un programa de la televisión gallega dedicado a los bailes tradicionales, todo ello aderezado con sus comentarios de experto en la materia…
Cuando se acabó el vídeo intentamos hacer el amor. Pero no se me levantaba. No podía creerlo: el machazo de mis sueños me había sometido a un auténtico electroshock folclórico y mi lombriz yacía sin vida entre las piernas!!
Pasado el tiempo intenté encontrarlo de nuevo, pero fue en vano. El caso es que aprendí dos lecciones en una: que los tratamientos de este tipo no evitan que seas siendo maricón y perra indomable y que, si bien he de reconocer que un gaitero bien enfundado en unos pantalones apretados tiene su sex-appeal, la música tradicional definitivamente no me pone.
Un abrazo!