Quería compartir con Uds. y por supuesto ponerlo en discusión, el mejor momento en que se haya nuestro cuerpo para el mejor logro de nuestros fines de desarrollo peneano.
Como imaginarán, quien más quien menos, todos hemos hecho los ejercicios en distintas horas del día, aunque normalmente, lo hagamos a una hora determinada, debido principalmente a la disponibilidad del tiempo libre para nuestros ejercicios. pero también es cierto que con más o menos atención, habremos notado que hay momentos, que son mejores que otros, para los resultados de esos ejercicios.
En mis años de ejercicios (como 30), he podido llegar a las siguientes conclusiones, aunque debo aclarar una vez más, están referidas a mi experiencia personal y que en modo alguno representan una generalización ni mucho menos, por lo que dejo abierta la discusión para que otros hagan sus aportes al respecto.
En mi caso, el mejor momento para los ejercicios y mis mejores logros han sido realizado; en los momentos previos al levantado matutino, es decir; aún estando en la cama, recién despertados, luego del descanso nocturno, y cuando aún nuestro organismo se ha calentado luego del reposo nocturno y anticipándome a la actividad que se iniciarán luego en poco momentos. De ser posible, realizarlos con ese calor corporal, y no a medida que se enfría durante el higienizado diario en el baño, aún antes de la ducha diaria, si es nuestra costumbre. Mis hábitos han ido cambiando con los años y si en la juventud, solo me despertaba en martilleo del despertador o la voz de mi esposa, hoy suelo despertarme solo una hora antes de levantarme, y es ahí donde aprovecho para mis ejercicios matinales, con el mejor resultado.
Luego leyendo me enteraría que; son esos momentos en los que nuestro cuerpo contiene la mayor proporción de hormona de crecimiento y que, imagino, van a reparar esa parte del cuerpo que ha sido exigida muy recientemente, (léase mi pene).
Hacer ejercicios luego o posteriores al desayuno o luego de iniciadas las labores cotidianas, como el trabajo diario de movilizarse de un lado para el otro (salvo que fuese muy sedentario) no me ha traído mayores beneficios, porque tal parece que el organismo se ha preparado para los desplazamientos y pone el acento en servir a los músculos que a otros servicios.
Por otra parte, los “ordeñes”, por las mañanas. se han manifestado con aparición de derrames o petequias de mayor o menor realce, según el empeño puesto en la ocasión o amorcillamientos más o menos pronunciados, por lo que hacer ejercicios en plena actividad corporal o cercanos a la ingesta de comidas, no me ha traído mejoras, simplemente porque el organismo deriva la sangre a funciones prioritarias como la digestión y el almacenamiento de reservas.
Por ello los ejercicios alejados de las comidas suelen ser más productivos y sobre todo cuando ya con las labores cumplidas, nos vamos relajando luego de las tareas diarias.
Es así que las horas previas a la cena me han resultado muy provechosas, aunque no tanto como las previas al levantarse, porque los músculos y órganos se encuentran en un estado más laxo y elásticos que en la mañana y se prestan a elongaciones más exigentes y con menos resistencias. Si a ello añadimos el beneficio del agua caliente para favorecer la circulación o la de paños calientes, la recuperación al estado de normalidad se hará más rápido y el enrojecimiento de las partes exigidas, será más leve.
Para aquellos que complementamos los ejercicios con el uso de tubos depresores o “Pumping”, todo lo expuesto tiene su correlato en su beneficios y estados de dilatación.
Esta es mi visión de lo expuesto, más me importaría mucho la opinión de Uds.