Los mecanismos de la erección
una ayuda para todos
La erección es un proceso complejo, en el cual, como resultado del influjo nervioso, ocurre un cambio drástico en el flujo sanguíneo peneano, como resultado del cual tiene lugar la expansión de las estructuras eréctiles del pene y, por ende, la erección.
El pene está compuesto por tres formaciones eréctiles: los cuerpos cavernosos dorsales y el cuerpo esponjoso de la uretra, este último localizado en torno a la uretra peneana, en la región ventral del miembro. Dichas estructuras están formadas por una compleja malla de tabiques fibrosos incompletos, derivados de la túnica albugínea que circunscriben los espacios cavernosos (sinusoides).
Estos espacios, recubiertos por endoletio vascular (cuyo músculo cumple un papel central en la erección), rodean a la arteria cavernosa y drenan hacia un plexo venoso periférico.
Las estructuras eréctiles están rodeadas por una vaina fibrosa, denominada fascia peneana, que recubre el plexo venoso antes mencionado, de modo que favorece la erección porque comprime las estructuras venosas, facilitando la estasis de la sangre.
El pene posee una muy rica inervación cerebroespinal y autonómica, cuya actividad asegura la erección y la eyaculación. Los nervios del pene proceden del nervio pudendo interno, que es una de las ramas terminales del plexo sacro. Este nervio, además de sus componentes sensitivos y motores, recibe fibras simpáticas, procedentes de los últimos segmentos torácicos y los dos primeros segmentos lumbares (T10-L2), las cuales van por los nervios esplácnicos lumbares y el nervio hipogástrico, hasta el plexo hipogástrico, de donde pasan al nervio pudendo interno. Por su parte, las ramas parasimpáticas originadas en los núcleos parasimpáticos sacros, abandonan la medula espinal por las raíces S2, S3 y S4 y luego forman los nervios erectores, que entran, también, al plexo hipogástrico
(Figura 1. La erección y la eyaculación están controladas por complejas vías del sistema nervioso autónomo, en particular los núcleos parasimpáticos sacros y el plexo hipogástrico (simpático).)
La sensibilidad del glande, el escroto y el periné es recogida por las ramas terminales peneanas del nervio pudendo interno y los nervios genitocrural y abdominogenital. Tales vías nerviosas constituyen la rama aferente del mecanismo reflejo de erección, cuyo centro integrador se encuentra en los núcleos parasimpáticos sacros, mientras que la rama eferente del reflejo cursa por los nervios erectores, el plexo hipogástrico y el nervio pudendo interno. En los segmentos sacros S2 a S4 también está localizado el centro somatomotor del pene, cuyas eferencias inervan los músculos isquiocavernosos (cuya contracción produce la fase rígida de la erección) y bulbocavernosos, que al contraerse en forma rítmica ayudan a la eyaculación.
Además de la vía refleja ya mencionada, la erección puede ocurrir como resultado de un mecanismo psicógeno o central en el que intervienen distintas clases de estímulos (auditivos, visuales, olfativos, táctiles, gustativos) e ideaciones (fantasías) que son integrados en diversas regiones del sistema nervioso central (sobre todo el área preóptica) y descienden por las vías medulares hasta los centros parasimpáticos sacros.
Estudios experimentales en animales y humanos indican que en la erección central participan vías dopaminérgicas y serotoninérgicas. Las primeras promueven la erección al estimular la liberación de oxitocina por parte de las neuronas localizadas en el núcleo paraventricular del hipotálamo y, al parecer, también activan los núcleos parasimpáticos sacros. Por su parte, los efectos de la serotonina varían según el tipo de receptor estimulado, pues la activación de los receptores 5-HT1C provoca la erección, mientras que los receptores 5-HT1A y 5-HT2 inhiben la erección; así mismo, en el ser humano el aumento en la secreción de prolactina está acompañado de impotencia, al parecer porque esta hormona inhibe la actividad de las neuronas dopaminérgicas del área preóptica.
En estado de reposo, la cantidad de sangre que llega al pene por la arteria pudenda interna y sus ramas terminales es apenas la suficiente para garantizar la nutrición y el aporte de oxígeno a los tejidos, debido a que el músculo liso arteriolar permanece en un estado de contracción tónica, que depende de la actividad simpática alfa adrenérgica sobre receptores postsinápticos de tipo a1A, a1B y a1C. La estimulación psicógena o refleja provoca la descarga del núcleo parasimpático sacro y ello hace que las terminaciones nerviosas en las formaciones eréctiles y en las arteriolas peneanas liberen diversos neurotransmisores excitadores, tales como óxido nítrico, acetilcolina, PGE-1 y péptido intestinal vasoactivo; de ellos, el más importante es el ON liberado por las terminaciones parasimpáticas de tipo no colinérgico-no adrenérgico.
Al interactuar con los receptores localizados en la membrana del músculo liso, los neurotransmisores mencionados promueven la activación de la enzima adenilato ciclasa, por lo que aumentan las concentraciones intracelulares de GMPc. Este segundo mensajero actúa sobre proteínas cinasas y mediante ellas provoca la relajación muscular por varios mecanismos, pues, por una parte, disminuye la concentración intracelular de calcio porque induce el cierre de los canales para este ión, a la vez que estimula su unión a moléculas fijadoras de calcio; de otro lado, al activar una proteína cinasa específica induce la fosforilación e inactivación de la cinasa de la cadena delgada de la miosina.
(Figura 2. La liberación de acetilcolina y ON por las terminaciones parasimpáticas colinérgicas y de tipo no colinérgico-no adrenérgico, respectivamente, estimula la producción de GMPc el cual interfiere con la entrada de calcio a las fibras musculares lisas y como resultado de la dilatación de las arterias y los sinusoides tiene lugar la erección.)
Al relajarse el músculo liso de las arterias peneanas aumenta significativamente el flujo de sangre a las formaciones eréctiles y los sinusoides llenos de sangre se dilatan, comprimiendo el plexo venoso contra la túnica albugínea; el resultado final es el aumento de tamaño y rigidez del pene.
La dilatación vascular ocurre con gran rapidez gracias a que las células musculares lisas que recubren los espacios cavernosos presentan uniones estrechas de conexina43 y, en consecuencia, funcionan como una unidad.
Después de la eyaculación o al disminuir el estímulo erótico, el pene recupera su flacidez debido a la degradación del GMPc por la enzima 5-FDE, con la restauración del predominio de la actividad adrenérgica. Así, la liberación de noradrenalina estimula la contracción de la musculatura lisa de las arterias y los sinusoides, de modo que la sangre abandona las estructuras eréctiles a través de los plexos venosos.
Salute!
Pd:tratare de poner la figura 1 y 2
Actual: 17cm x 16,5cm - 12-11-2004 -
Meta1: 20cm x 18cm - ?
Final: 21cm x 20.5cm - ?