Habeces retomar viejos temas les puede dar un aire nuevo y algún que otro novato se entera de algo que no conocía.
10:48am, no veía la hora de que las 11 llegaran, las ganas de orinar estaban desde las 7, pero como nunca mi vejiga quería estallar, y cuando digo estallar me refiero a bomba atómica no granada, en fin mis ojos humedecidos y las piernas cerradas se conjugaban con mi imposibilidad de movimiento, cualquier cosa que hiciera podría terminar en una situación vergonzosa, por obra y gracia del espíritu santo el profesor decidió terminar la clase antes de tiempo, así que respiré muy profundo contraje mis esfinteres y me levante con rumbo al baño. Al salir del salón veo a un amigo que viene detrás, (no puede seeeer -pensé-) me comenta algo, pero no recuerdo nada, tenía la mente en otro mundo, y le digo: adelante, voy al baño nos vemos en el parquedero.
No dice nada y sigue caminando a mi lado.
Rápidamente llegamos al baño, los orinales están todos desocupados, el baño está vacío, sin embargo entro a un cubículo de los de inodoro, el hace lo mismo, me aseguro de poner candado a la puerta, la suya permanece abierta. Luego de un instante siento su suave, corto y débil chorro, yo con mi verga en la mano, cierro los ojos, respiro profundo y hago fuerza para que salga, nuevamente los ojos húmedos son inevitables, mi compañero termina y yo por más que intento relajarme no lo consigo, el me espera junto al lavamanos y no para de hablar, hago un segundo intento, -ya llevó mucho tiempo encerrado en el inodoro- no logro nada, (misión imposible -pienso- ) y con ganas de llorar recojo mi verga y la meto en los pantalones nuevamente, salgo como sí nada, y mientras converso estoy a punto de morir…
Maldita “paruresis” jamás he podido orinar en algún lugar donde halla gente al rededor, incluso sí está oscuro o sí las personas están detrás de una pared o a varios metros de distancia.