Queridos amigos:
Les agradezco profundamente sus comentarios.
Esta segunda operación, fue harina de otro costal.
Una vez que hube de convencer a los médicos, y luego de firmar una cantidad de papeles donde yo reconocía que todo se realizaba a mi solicitud, con mi consentimiento expreso y conociendo los riesgos que ello implicaba, se llevó a cabo la segunda operación.
Mismo lugar, mismo equipo médico, a excepción de la asistente que en este caso era una jovencita que me miraba, debo decir, con cierta conmiseración.
La incisión se realizó exactamente donde termina el pene y comienza el pubis.
Si bien la operación se hizo con anestesia local, me sedaron, con lo cual yo estaba en una semi conciencia, pero que me permitía escuchar todo y sentir todo, aunque sin dolor.
Lo que más recuerdo es el olor a carne quemada, ya que me operaron con electro bisturí, e inolvidables también los tirones que me daban. En determinados momentos, pensé que me iban a arrancar el pene de cuajo. Muy desagradable.
Sin embargo, todo cobró sentido (o por lo menos, así lo creí yo en ése momento) cuando escuché que uno de los médicos dijo:
-“Ya ganamos dos centímetros”.
Entonces yo pensé:
- “Bueno, si ya ganaste dos centímetros y seguís tirando como un guanaco, me voy a ir de acá con una manguera entre las piernas”.
La intervención tardó lo que a mí me pareció una eternidad, aunque fue más una sensación que otra cosa. Debo confesar que psicológicamente sufrí bastante. Hubo instantes en los que llegué a pensar:
-“¡Dios mío! ¿Qué estoy haciendo acá? ¿Para qué estoy haciendo esto? ¡¿Qué sentido tiene?!
Me pareció en ése momento todo tan ridículo, tan baladí, tan sin sentido…
Supongo que se debió en parte a la sedación y a la semi conciencia que tenía.
Luego que todo terminó, me llevaron a una habitación en la que tenía que quedarme unas horas en observación.
Después de un rato largo, yo tenía unas ganas locas de ir al baño. Dicho en buen romance: Me estaba meando. Claro, ya hacía una punta de horas que no iba al baño y para colmo era de mañana, que es cuando uno va en forma más frecuente.
Ya no dí más, me levanté, cargué con el trípode del suero y me dirigí al baño, reconozco que con bastante miedo, pues no sabía que podía pasar cuando quisiera mear.
Para mi tranquilidad, hice en forma normal, sin problemas y sin dolor, pero al volver a la cama, comencé a sentir por una pierna algo caliente que bajaba; cuando miro ¡Era sangre! Y era bastante.
Llegué a la cama y me “prendí” al timbre. Cuando vino la enfermera y me vió, salió como una tromba de la habitación. A los 20 segundos estaban los médicos llevándome con una camilla nuevamente al quirófano a una velocidad que, creo yo, corría más riesgo que me perdieran en el camino que otra cosa.
Mientras me dirigía al quirófano, acostado en la camilla, con todo el mundo corriendo a mi alrededor yo pensaba: (Y aquí voy a solicitar la indulgencia del Foro por única vez para decir lo que voy a decir y que no se puedo decir de otra manera)
-“¡La puta madre! ¡Qué cagada!”
Recuerdo que al llegar al quirófano, vimos la camilla de operaciones ocupada con algunas cosas que habían apoyado ahí. Uno de los médicos las corrió con el brazo tirando todo al piso para que pudieran colocarme a mí de inmediato sin perder un segundo.
Uno de ellos repetía:
-“Esto no debería haber pasado, esto no debería haber pasado”.
¡Imagínense la situación! ¡Yo bañado en sangre y con este tipo vociferando eso!
Estuvieron maniobrando un rato y, por supuesto, pudieron contener la hemorragia, pero decidieron que me iba a quedar internado en observación hasta el día siguiente.
Mi vida personal se complicó pues, dado que era una operación ambulatoria, yo pensaba estar de vuelta en mi casa por la tarde. Pero es un tema que no viene al caso.
Yo no paraba de mirármela para descubrir esos centímetros ganados y sí, aparentemente colgaba mucho más, también tenía un gran edema en el prepucio que ayudaba a que pareciera más grande y colgara más.
Esa era la única forma de verla en esta etapa pues, dadas las circunstancias, lo último que se quiere en este estado es una erección.
En un próximo post, les contaré los resultados de este suplicio.